Muchos de mis clientes, alumnos, y seguidores de Facebook me han preguntado como consigo que las fotos de mis sesiones, ya sean de familia, de pareja, prebodas, bodas, etc, etc,...resulten tan naturales, tan intimas. Mi fotografía se basa en tres pilares; el momento decisivo (en otra entrada explicare la doctrina de Cartier Bresson), la luz natural (ídem), y el sentido común.
Si, sentido común, ese es uno de los grandes pilares de la fotografía en general. El fotógrafo a de ser experto o un gran conocedor de aquello que fotografía. Si fotografiamos osos pardos, uno tiene que saber todo sobre ellos o lo mas probable es que acabe siendo su cena. Cuando uno retrata a seres humanos ha de ser un gran conocedor de las relaciones sociales, tener empatía y capacidad de previsión. Las relaciones sociales, casi siempre, se basan en el sentido común y la capacidad de prever un comportamiento. Por ejemplo, si conduciendo nuestro coche por la calle aparece una pelota sabemos que debemos frenar porque lo siguiente es un niño. Si en una sesión de familia un niño se cae e inicia el llanto, lo siguiente que tendré es a la madre cogiéndolo en brazos. Ahí esta la foto. Sentido común y previsión.
Apliquemos esto ahora a mis sesiones. La propia vestimenta, en sesiones de familia, hay que adaptarla, es decir, a mi me gusta mucho el negro para vestir, pero si trabajo con niños procuro ir vestido con colores fuertes y alegres como el rojo, azul, verde o naranja, algo que jamas haría en una boda o un fotoreportaje callejero, pero que a un niño le hace sentirse agusto. Normalmente procuro que la sesión consista en un paseo por una ruta ya establecida, casi siempre, en un entorno agradable y tranquilo. Antes de hacer fotos suelo charlar con mis retratados al menos veinte minutos. Ese periodo de tiempo es suficiente para saber si una persona es tímida, jovial, divertida, sociable, etc,etc. Aquí es cuando decido que objetivo utilizar. Si veo que son sociables y seguros pongo el 50mm porque se que no se van a incomodar si me acerco a ellos muchos, pero en el caso de que vea que no se sienten agusto cuando se les fotografía o son tímidos utilizo un teleobjetivo corto, el 85 mm para dejarles espacio y que no se incomoden, pero que tenga una distancia suficiente para poder seguir charlando con ellos. El paseo en un entorno agradable hace que el ambiente se relaje y, poco a poco, lleguen a ser ellos mismos ante mi cámara sin ningún tipo de pudor. Richar Avedon tenia razón, los mejores retratos son los del final de la sesión. No falla. Además de estar ya familiarizados con la cámara y conmigo, ocurre que las personas, por regla general, al estar cansados bajan las defensas y son mas auténticos. Más ellos.
Por eso, a la hora de realizar una reportaje de boda considero que es tan importante la sesión preboda, ya que si el día de la boda he realizado con los novios, una entrevista y una o dos sesiones preboda, cuando entro en sus casas para fotografiar ese día no ven a un fotógrafo sino que ven a un amigo y viceversa, ya que a mi me ocurre lo mismo.
En definitiva, para hacer un buen retrato hay que establecer algún vinculo de confianza, con el retratado y adaptar tu equipo a sus necesidades,y a las tuyas. Siempre, personalmente, trato de ir con el equipo indispensable para así llevar el menor peso posible y trabajar de manera mas cómoda. Poder centrarte en tu encuadre y en lo que esta pasando es mas fácil si no llevas 7 kilos de equipo encima.
En otra entrada os hablare del momento decisivo. Espero que esto haya respondido vuestras preguntas.
Abrazos y besos,
Alejandro Almeida.