Hay bodas en las que uno, por muy profesional que sea, se emociona. Lo vive, lo siente, hasta que llega un momento que formas parte de ello. Esta boda ha sido especial. De corazón. Muchos de los asistentes son buenos conocidxs y otros tantos amigxs, y para mi, por mi forma de ser, me es inevitable empatizar con la gente que admiro y quiero.
Arancha y Miguel son una pareja que confío en mi desde el primer día a ciegas, y eso acaba teniendo un resultado a la hora de trabajar, porque cuando uno es libre para realizar su trabajo se acaba divirtiendo y eso desemboca en la felicidad, que para mi es el motor de la creatividad. Gracias chicos por dejar que me divirtiera contando el dia de vuestra boda a mi manera.
Gracias también a Pedro Pasquin por acompañarme como segundo fotógrafo en este reportaje y estar y ver aquello que yo no podía. Eres grande primo.
Esta boda es una boda de tres. De tres porque Arancha & Miguel son padres de Paula, si, esa pequeñaja con mirada dulce que aparece tanto a lo largo de todo el reportaje. Ser padres de un pequeño ser que forma parte de ambos, de una criaturilla a la que uno quiere mas que a nada en el mundo, une. Une con mayúsculas y de por vida. Quizás por eso vi, sentí y palpe tanto amor entre ellos dos. Como dice la canción
"Never opened myself this way
Life is ours, we live it our way
All these words I don't just say
And nothing else matters"
Abrazos y besos.